lunes, 17 de agosto de 2015

Reporte de lectura.

Psicología del arte
(demonio, epilepsia, histeria, psiquis, Belcebú, exorcismo, psiquiatría, anodino, adalid, stablishment).


En las primeras lecturas que tuvimos como tarea la clase pasada, pudimos irnos introduciendo al medio de la psicología en el arte, pues en las alteraciones psíquicas en la historia vemos cómo es que en la Edad Media, la gente estaba tan fanatizada por la religión católica que todo lo sucedía a su alrededor y no tenían explicación coherente para tal, era considerado como demoníaco. Si a esto le agregamos el nulo conocimiento de las enfermedades mentales en tal época tendremos como resultado las posesiones demoníacas; que tenían como una cura la exorcismo que era llevada por sacerdotes. Realidad que a mi punto de parecer vemos tan alejada que es poco creíble, pero a la vez, tan cercana que sigue siendo increíble. A pesar de que estamos en pleno siglo XXI, las enfermedades mentales siguen  teniendo un aspecto demoníaco.
Como contra parte de la primera lectura “poseídos por el demonio”, en “la salud mental en el cine”, vemos este importante y misterioso papel que juega el psiquiatra, psicólogo en el séptimo ate, la lectura nos marca como son concebido estos a través del tiempo.  En las películas anteriores a los años cincuenta, vemos al psiquiatra representado como un personaje extravagante y pintoresco, pisando una línea delgada en la locura, esto debido a que el papel del psiquiatra en la sociedad tampoco estaba bien establecido, se relacionaba con cuestiones poco entendibles como a los hipnotistas, neurólogos y psicoanalistas
Ya para principios de los años sesenta cuando se tiene más clara la idea psicoanalista pasa la figura representativa a cambiar radicalmente, pues ahora, se tiene el concepto de estos estudiosos de la mente con un tinte más humanista en algunas ocasiones, también tenemos la visión del profesional como sabueso de la conducta y el pensamiento con fines policiacos, además encontramos  al profesional de la salud mental convirtiéndose en figuras perniciosas y controladoras y por último al “psiquiatra enfermo”, cuando la alienación mental misma transforma el terapeuta.
Papeles que va adoptando el terapeuta como símbolo representativo en la cinematografía, que no se detiene, es decir, la forma en que se representa ha ido cambiando y seguirá cambiando, pues el papel que juega en la vida real el psiquiatra, psicólogo, psicoanalista, etc. De igual forma va cambiando, incluso conforme a las adquisiciones que esta ciencia va logrando. Pues el cine, de alguna forma, al igual que demás bellas artes, refleja su mundo circundante. 

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